"Hacen falta unos brazos seguros como el viento,
Y como el mar un beso."
(Desdicha, Luis Cernuda)
Extraño la dulzura de tu olor a sal,
desde Ítica inspirando a Homero,
hasta el último rincón de Portugal.
Es la intimidad del sentimiento
que se traduce y manifiesta
en el eco de mi voz si te grito,
el frío que irradia tu calidez,
azul como el cielo si golpeas
tus olas contra el infeliz enemigo.
Tu falta es capaz de demoler
mi alma: por eso te llamo
"media naranja de mi zodíaco",
mi mente se mueve como tu marea
sube y baja; se cae y naufragia.
Quiero huir, en ti hundirme,
sola y sólo acompañada
de una carta que no firme;
dejando de lado la estacada
donde sin vida no acabo de morirme.
Esta saudade repiquetea
en mis pulmones, produciendo
un sonido similar al llanto.
Un dolor que me abofetea.
Todos te miran, yo me disuelvo
y despacio bailo contigo ese tango
que con tanta paciencia he anhelado,
que la madera me clava por dentro
marcando un ritmo suave
...
lento,
lento,
lento.
La muerte no es nadie en tu magnitud.