He vuelto a cometer un asesinato
al despertarme de este sueño contigo.
Me preguntaron qué sería de mí el día que no me pertenezca cada milímetro de tu piel y mi respuesta fue un espacio.
Tus caricias entre mis piernas
me convierten malabar de tus antojos.
No puedo evitar recordar
tus dedos caminando sobre mi pecho,
mis uñas deshaciéndose en mi estómago
por echar de menos el calor de tu espalda,
y una imagen que no para de repetirse
y la asfixia autodestructiva que me cala.
No me jodas que otra vez es invierno.
La estación donde el tren
no efectuará parada,
en la que no escucharás
el sonido del golpe seco
que produce mi grinder
cada vez que me dices
"líate un porro"
y te cuento mis penas.
Diciembre me recuerda
que no pasará un día
sin que estés conmigo
llevándome fuera
de esta sucia celda.
No existe túnel ni camino,
no hay principio ni final,
no hay prisión ni destino;
solo tú eres delito y yo criminal.
Hablando sola me repito
los versos que quiero recitarte,
le pongo tu voz a un poema
que evoca tu risa de niño.
Pero que voy a seguir soñando...
Soy una isla desierta,
el mes de diciembre,
el frío llamando a tu puerta,
tu amuleto de la mala suerte.
Sí, estoy en defensa.
Cuando me levante
ya me habré protegido
del impacto y tú después
no podrás perdonarte.
¿Para qué vas a dispararme?
Estoy evitando que me a abraces:
puedes dar la batalla por perdida
o a mí por muerta.
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